Reseña novela: El color púrpura de Alice Walker. Premio Pulitzer 1983
¡Qué preciosidad! hay tanto por leer en el mundo, que ponerme a leer literatura de los 80 es como para pensárselo. Cada vez que elijo comprar un libro y leérmelo, pienso en las decenas, cientos que me estoy perdiendo al elegir esa obra y dejar de lado todas las demás. Al final, tengo un criterio muy poco serio elijo por autora o autor, que me haya gustado su obra precedente o si no, por su título o portada, este último ítem, para mi vergüenza, lo empleo más veces de las que debería. El color púrpura, de Alice Walker, no lo elegí, me lo dejó un conocido, indicándome que me gustaría. Me sonaba la autora y el título, y el libro no llega a 200 páginas, así que me aventuré a leerlo porque total, de no gustarme, tampoco iba a ser un suplicio su lectura.
El color púrpura es un crudo y cruel retrato del racista sur de Estados Unidos entre las dos guerras mundiales.
El color púrpura tiene una estructura original, no son capítulos, sino cartas a Dios, la protagonista es Celie, al principio una adolescente afroamericana negra de 14 años, casi analfabeta, que va creciendo y evolucionando con la novela hasta convertirse en una mujer adulta, con muchos más mundo, experiencia madurez y capacidad de elegir. Celine sufre la violación continua del que ella cree que es su padre, debido a que su madre, que está enferma, no puede mantener relaciones sexuales con él y el hombre decide que esa hija de 14 años ha de suplir a su madre. La deja embarazada dos veces y cuando nace, primero una niña y luego un niño, el hombre los hace desaparecer sin darle ninguna explicación y ella cree que los ha matado. En un momento dado, aparece un hombre, al que en el libro no se menciona sino como Mr.___, ya más adelante si se le pone nombre, Albert, que se interesa por matrimoniar con Nettie, la hermana pequeña de Celine de edad indefinida y que parece que es algo más atractiva que la protagonista. El padre de las dos hermanas no quiere desprenderse de Nettie, claramente porque quiere sustituirla por su hermana mayor. Así que le ofrece a Celine pero el otro se lo piensa porque parece que es muy fea. Al final se la lleva. Él la quiere para cuidar a sus hijos e hijas, trabajar en el campo del que todos viven y ocuparse de la casa. La maltrata continuamente y mantiene con ella relaciones sexuales sin considerar en absoluto su interés. Celine no se opone ni dice nada, asume todo lo que le ocurre sin hacer nada al respecto probablemente por el trauma causado por las continuas violaciones del que ella cree que es su padre, en una etapa tan temprana de su vida. Contrariamente a lo que puede sin duda parecer por lo antedicho, es una novela llena de humor, resiliencia y esperanza, te ofrezco unos trocitos que me he marcado:
¿Podrás aguantarte?, Me pregunta Shug.
No sé si podré resistirlas ganas de matarlo, le digo.
Nada de matar. Nettie regresa pronto […] También fue duro lo que hizo Cristo, dice Shug y tuvo que aguantar. Recuerda que él dijo: No matarás. Seguramente, quería añadir: Ni siquiera a mí. Sabía muy bien la clase de imbéciles que tenía delante.
Esta graciosa conversación se produce entre Celine y Shug. Shug es un personaje clave en la novela, la amante del marido de Celine, que con el devenir del tiempo se convierte en amiga y amante de Celie. Es Shug, la que debería haber sido considerado por Celie su íntima enemiga, la que la empodera y la va sacando poco a poco de la vida miserable que vive, haciéndola tomar conciencia de que es una mujer valiosa con mucho por vivir y hasta propicia la reconciliación con su marido.
Otro trocito que me ha resultado gracioso.
Joseph dijo: El misionero blanco que teníamos antes no nos permitía celebrar esta ceremonía. Pero a los Olinkas nos gusta mucho. Ya sabemos que la hoja de los techos no es Jesucristo, pero dentro de su modestia, ¿no es Dios?
Este otro trozo de novela, es una de las cartas de Nettie a Celie, que ella descubre por casualidad. Resulta que una vez casada Celie con Albert, el padre supuesto de ambas intenta propasarse con ella y huye de su casa, refugiándose en la de Albert y Celine, pero recordemos que el tipo, en origen, lo que pretendía era casarse con Nettie, así que naturalmente, intenta cosas con ella y al no ceder, la echa de su casa y su hermana Cele, que en este momento de la historia es una chica asustadiza y sometida a su marido, ceed y deja marchar a su hermana, dándola por muerta. Hasta que muchos años después y gracias a Shug, descubre que ha estado siempre escribiéndole.
Una historia demoledora, que se convierte en un canto a la esperanza conmovedor y bellísimo.
Celie comienza todos sus escritos con un: Querido Dios, hasta que en un momento dado, cansada de los continuos reveses en la vida, comienza su especie de diario diciendo:
Querida Nettie:
Ya no escribo más a Dios. Te escribo a ti.
¿Y que le ha pasado a Dios?, me pregunta Shug.
¿A quién?
Ella me mira muy seria.
Este momento de la novela me parece trascendental, la chica atemorizada del principio, nunca jamás habría hecho algo así, pero llega un momento que decide dejar de refugiarse en el amor supuesto e intangible de Dios, para buscarlo activamente en los seres humanos que la rodean.
Celie y Nettie, que se convierte en misionera en África durante décadas, son solo una parte, aunque la principal, de una historia maravillosa, cruel, muy demoledora porque era la realidad de millones de personas hace 90 años, pero que evoluciona de una forma muy hermosa, me ha parecido una novela bellísima.
El color púrpura es la obra maestra de la autora norteamericana, Alice Walker, nacida en 1944 en Eatonton, en Georgia, esta novela obtuvo en 1983 el prestigioso Premio Pulitzer y fue llevada al cine por Steven Spielberg. Ahora yo, tan solo 42 años después os la recomiendo vivamente.