Hambre de Roxane Gay. Una impactante reflexión sobre la obesidad.
No solo leo novela, aunque sí que constituye el grueso de mí ya importante biblioteca, de vez en cuando alguien me sugiere otro tipo de libro y le doy una oportunidad. Tal es el caso del ensayo autobiográfico Hambre, Memorias de mi cuerpo, de Roxane Gay, publicada en 2018 por la editorial madrileña Capitán Swing y que conocí, por un artículo en la revista literaria Qué Leer, en el que hacían referencia a esta obra como la que se estaba leyendo en un círculo de lectores. No había en ese momento ninguna novedad que me resultase especialmente interesante y aunque no había oído nunca mencionar a esta autora, compré Hambre.
- Un trabajo literario de asombrosa y conmovedora sinceridad.
Roxanne Gay es una mujer estadounidense negra y que en sus propias palabras, sufre superobesidad mórbida, ha llegado a pesar más de 200 kilos. No tiene ningún problema de tiroides, ni ningún otro problema médico que la haga engordar, está obesa porque lo decidió personalmente, debido a un hecho traumático que le ocurrió en la infancia. A los 12 años, el chico del que estaba enamorada, su novio, la violó con otros amigos en una cabaña del bosque y ese acontecimiento desgarrador, le causaron un trauma que la llevó a desear protegerse del deseo masculino, escondiendo su femineidad bajo la grasa que comenzó a acumular a un ritmo imparable.
En Hambre, Roxane Gay explora su pasado y nos cuenta el viaje a través del cual procura comprenderse y aceptarse tal como es. Con la seguridad, la franqueza y la autoridad que le confieren su trayectoria literaria ya consolidada, Gay explora y nos cuenta lo que significa estar muy gorda en un momento histórico en el que cuanto más grande se es, menos se le ve a uno.
- En Hambre, Gay enfrenta valientemente décadas de vergüenzas y autodesprecio.
Esta es la realidad de vivir en mi cuerpo: estoy atrapada en una jaula. […] Desearía no ver mi cuerpo como algo por lo que debería pedir disculpas u ofrecer explicaciones. Estas son algunas de las duras y tristes afirmaciones sobre sí misma y en concreto sobre su cuerpo, eje central del relato autobiográfico, que hace Roxane Gay.
He seleccionado algunos más: Veo cómo los espacios físicos me castigan por tener un cuerpo indisciplinado. […] Me sentía totalmente inútil y avergonzada. […] Lloraba porque el mundo no es capaz de adaptarse a un cuerpo como el mío y porque odio enfrentarme a mis limitaciones. Podría haber seleccionado muchos otros. Me marque en especial, el capítulo en el que esta mujer, que tenía más de 40 años cuando publicó este libro, habla de que suele buscar a su agresor en internet, conoce sus horarios, sabe donde trabaja, pero no lo hace porque pretenda enfrentarlo. No sabe el motivo por el que hace esto, como no sabe el motivo por el que ha hecho muchas cosas que ella misma narra, cómo hacerse tatuajes y esto me chirría y preocupa. El mensaje que se traslada a la población femenina vulnerable que lea esto.
Roxane Gay no es una persona vulnerable ni lo fue de niña, estudió en Exeter y en la Ivy League, eso en Estados Unidos es algo solo apto para gente muy rica, además es profesora asociada en la Universidad Purdue, escribe regularmente para el New York Times. Es una feminista empoderada y con altavoz, porque escribe y es publicada con éxito, su ensayo: Mala Feminista en 2014 tuvo una buena acogida internacional, sin embargo, aunque sabe quién le hizo ese daño tremendo siendo una niña, y a raíz de ese hecho destructivo, ella misma se embarcó, entendiendo que sin poder evitarlo en lo que se ha convertido su cuerpo, no revela el nombre de su agresor, no lo señala, pese a que tiene medios para encausarlo o como mínimo señalarlo, dando así un contundente. En cambio, relata algo muy confuso que viene a querer decir que durante años, ha buscado en sus parejas que la tratasen como él la trató y por supuesto, su experiencia y su opinión es suya, pero me resulta sumamente confuso. No he leído nada más de Roxane Gay, no crítico su obra y me gusta como escribe, he leído con atención su ensayo Hambre y con sinceridad, me quedo con la idea de una persona valiosa y capaz que fue dañada y no ha sido capaz de sobreponerse a aquello más allá del cuerpo que se ha creado. Ella misma relata una sucesión de despropósitos vitales que me parece muy aventurado achacar al mismo hecho, sino más bien a una forma de ser que es la que es. No me ha gustado, personalmente me parece la oda a un fracaso, pero está bien que exista un libro así por muchas cosas. Yo no se lo recomendaré a nadie y menos a un gordo, pero me alegro de haberlo leído aunque no lo haya disfrutado. Una contradicción, lo sé.