Reseña novela La condesa maldita de Reyes Monforte.
En alguna reseña anterior puse que no me gusta escribir reseñas negativas, porque como escritor que soy, me dolería en el alma leer un crítica, aunque la aceptaría como no puede ser de otro modo, porque escribir es un arte y ni todo el mundo tiene la educación, la capacidad o la sensibilidad necesarias para entender una obra de arte. Yo desde luego, no me considero crítico literario y procuro ser lo más ecuánime posible en lo que escribo aquí, no por su trascendencia, que no es el caso (por el momento) sino por el respeto inmenso, que todo artista, en especial un escritor o escritora me merecen. Dicho esto, sintiéndolo mucho, tras leerme con mucho esfuerzo, sobre todo al principio, la última obra de Reyes Monforte, La condesa maldita, mi opinión no es del todo positiva y así debo transmitirlo. Total, es mi opinión nada más.
- Una buena historia la que cuenta la novela, pero pesada de leer hasta decir basta.
Me marqué a modo de ejemplo un párrafo de la página 85 para ilustrar lo que quería decir:
– ¿Y sabe usted a quién iba dirigida la carta? – Preguntó el subcomisario como si presintiera que el sol podría estar abriéndose camino entre las nubes por encima de la cabeza, y esta vez no sería el reflejo etéreo de la luz atravesando las vidrieras azulencas y ocres del atrio… Y la cosa continua, pero creo que para el caso no hace falta más. Esto es en la página 85 de las 837 con que cuenta la obra, publicada por Plaza y Janés en febrero de 2024 con una portada preciosa y una edición muy cuidada. Se trata de una emocionante historia de intriga, pasión y crimen encerrados en la figura de una condesa rusa: María Tarnowska, una mujer que según se desprende de la novela, fue famosísima a inicios del siglo XX y que jamás había oído, lo que hace ver lo efímero de la fama, la gloria y la vida. En 1907 un joven traductor ruso: Nikolái Naúmov, movido por los celos y manipulado por varios frentes, asesina a tiros en Venecia, al conde ruso y padrino suyo Kamarowski, al enterarse de que va a casarse con María, a la que él aura desesperadamente y con la que ha tenido algo más que un romance, porque la Tarnowska es de natural disoluto desde bien jovencita. Una vez muerto el conde en su palacio veneciano, la investigación policial apunta a María como instigadora del crimen pasional, junto con otro de sus amantes, un prestigioso abogado moscovita, caído en desgracia precisamente a raíz de ser su amante, al que comenzó a frecuentar para que le llevase el divorcio de su marido y padre de sus criaturas. Total, que se celebra el juicio después de muchos meses de prisión preventiva, en la que es posiblemente la parte más farragosa del libro, porque se rememora todo lo que se ha contado antes y el lector que no sea borderline, recuerda a la perfección. Lo dicho, una historia buena e interesante, que además es cierta, basada en hechos reales al menos, pero por como trata de meter con calzador un sin fin de datos y hechos históricos, que no le añaden nada en realidad al libro y lo vuelven pesado en extremo, resulta una lectura que como digo, me he tenido que forzar a leer, cuando con 400 páginas, habría sido suficiente y probablemente, habría estado mejor.
- Reyes Monforte pública con esta su décima novela, con una gran acogida entre los lectores.
La autora de La Condesa Maldita, Reyes Monforte, es periodista y escritora, como periodista, ha trabajado en radio y televisión, también como columnista en el diario La Razón. Su primer libro y éxito más arrollador fue: Un burka por amor, que se convirtió rápidamente en best seller y luego en exitosa serie televisiva. Entre otras, ha publicado: Una pasión rusa, Postales del este, La violinista roja o La memoria de la lavanda. Ha sido galardonada con, entre otros: El Premio de Novela Histórica Alfonso X el Sabio.
Resulta evidente por la trayectoria de Reyes Monforte, que el que a mí no me haya gustado mucho esta, su última novela, es cosa mía y no de una autora querida y leída por el público, a la que procuraré dar otra oportunidad, a ver si modifico esta opinión.