Vaya por delante que no soy un crítico gastronómico, tan solo un comedor de largo recorrido. Por motivos que no vienen al caso, tengo una relación con este restaurante y me ha apetecido escribir sobre el mismo, además claro, de que lo creo útil, porque hay sitios que merece la pena que sean conocidos.
Por ponerte en contexto, en esta semana de festividades navideñas, yo, que soy un glotón irredento, he estado visitando diversos restaurantes. Elegí Atmosphère para una comida familiar, porque ya lo conocía y sabía que no me iba a defraudar, iba acompañado de mi abuelo Manuel, de 92 años, que tiene lo que yo calificaría como un pico muy refinado, es normal, llegados a cierta edad ya no estamos para aguantar según que cosas, y cuando algo te disgusta, lo haces saber le pese a quien le pese.
Unos crían la fama y otros cocinan bien
Antes de visitar Atmosphère, el día antes para ser más concretos, estuve comiendo en un conocido restaurante de Valencia, de la cadena Voltereta, Bienvenido a Kioto se llama el lugar. Bastante famoso, tuve que reservar con más de un mes de antelación, una preciosidad de restaurante, las fotos me quedaron especiales, pero salí de allí defraudado y con hambre, nada estaba malo, pero nada estaba bueno tampoco, nada especial, al margen de la ya mentada decoración. Por desgracia, la mayoría de la gente vamos a los restaurantes a comer, no a deleitarnos con la decoración y aunque todo suma, hay cosas que deben prevalecer sobre las otras.
Vengo a mencionar este visita anterior, porque hay restaurantes en Valencia con mucha fama, que no la merecen a nivel culinario y hay otros, como Atmosphère, cada vez más conocido, que sin estar en la cresta de la ola, merecería estarlo, porque en lo que a lo culinario se refiere, está totalmente a otro nivel.
Si has llegado hasta aquí esperando una crítica pormenorizada de cada bocado, lo lamento, porque al no ser yo especialista en gastronomía, se me escapan los matices de los sabores, no me llega el vocabulario para describir más allá de dulce y salado, bueno o malo, y además claro, esto es altamente subjetivo.
Tres menús entre los que elegir
En Atmosphère puedes elegir entre 3 menús, el menú del día con un coste de 22 euros, bebida al margen, y dos menús degustación un poco más costosos, de los cuales no puedo explicaros demasiado, porque la tacañería ancestral de mi familia me impidió explorar más allá del menú del día.
El menú del día es completo, había no menos de 6 primeros y 6 segundos para elegir, además de postres.
Se me ha olvidado un matiz importante, este es un restaurante francés, y la cocina que podrás encontrar es francesa. Mi experiencia en restaurantes franceses fuera de Francia se limita a Atmosphère, pero si están en esta línea, la cocina francesa (sin llegar a la altura de la española, claro) goza de un excelente estado de salud.
Yo me pedí de primero Ensaladilla con bonito, que sí, lo sé, así a priori no parece lo más sofisticado, pero es que cualquier cosa puede hacerse de muchas maneras, y esta ensaladilla, con una salsa por encima, está espectacular.
La ración ofrecida no es muy grande, pero está permitido pedir un poquito más. Como luego me comentó la propietaria y chef del restaurante: Emmanuelle Malibert, el motivo de no poner raciones excesivas y poder repetir, es evitar el desperdicio alimentario, lo cual, dicho sea de paso, es una acción de sostenibilidad y respeto al planeta muy importante.
De segundo me pedí Beauf Bourgignon. Casi seguro que lo he escrito mal. Carrillera de ternera madurada con puré de patatas y una salsa de otro mundo. Glotón como soy, no necesité pedir más, me quedé satisfecho con las raciones ofrecidas.
Tarta de queso azul
Para acabar, me pedí tarta de queso. Explorador incansable de la excelencia en lo que a tartas de queso se refiere, he de calificar esta tarta de queso como excelente, no llego a lo sublime, pero está en el podio. Se notaba un toque de queso azul que la hacia diferente y deliciosa.
En resumidas cuentas, la experiencia en el restaurante Atmosphère fue maravillosa, tanto para mi, como para mi familia, que quedó encantada de haber comido en este restaurante.
Nos vino a despedir Emmanuelle, a la que ya conocía de ocasiones precedentes, una mujer menuda, con energía radiante y vocación de capitán de barco, que durante toda la velada estuvo atendiendo las mesas y comandando al personal. Es Chef y dueña, pero allí estaba, atendiendo y organizando.
Un restaurante con vocación de Estrella Michelín
Eso le dije a Emmanuelle, que en mi opinión, no está tan lejos de obtener una de las preciadas estrellas Michelin, porque si estas lo que reconocen, es la buena atención en sala, el ambiente exisito y la cocina con mayúsculas, no veo en que desmerece Atmosphère a otras propuestas en la ciudad, que cuentan con el reconocimiento.
Ahora que lo pienso, tal vez la diferencia radique el lo mismo que he puesto al comienzo. A Atmosphère se va a comer, no ha hacer fotos.